5 de octubre de 2011
Sindicatos y Activistas se unen a "Ocupando Wall Street"
NUEVA YORK - Las protestas de Wall Street, el afamado centro financiero de Estados Unidos, es probable que se acrecienten el miércoles con la llegada de otros grupos de manifestantes al Bajo Manhattan.
Entre los que planeaban integrarse a las protestas estaban el grupo progresista MoveOn.org, así como organizaciones comunitarias como el Partido de las Familias Trabajadoras y el grupo Nueva York Unido.
La multitud también contará con integrantes de la Unión de Inquilinos de Chinatown y el Sindicato de Trabajadores del Transporte Público, lo que parece indicar que las protestas no han perdido fuerza.
Mientras tanto, otras organizaciones han convocado a estudiantes universitarios de todo el país a abandonar los salones de clase como forma de protesta a las dos de la tarde, hora local (1800 GMT).
"Creo que ellos están expermientando una sensación de pérdida de poder, que sienten que nadie lo está escuchando", señaló Camille Rivera, directora ejecutiva del grupo Nueva York Unido.
Los grupos participarán en una nueva marcha, que esta vez irá desde la alcaldía hata el Parque Zuccotti, en el Bajo Manhattan, que es la sede extraoficial donde los grupos de protesta han establecido campamentos y descansan en bolsas de dormir.
Se desconoce cuánta gente estará integrándose el miércoles a la marcha, pero algunas organizaciones calcularon que podrían presentarse miles de personas.
MoveOn.org estaba planificando "una marcha virtual" en su portal de la internet para animar a que la gente publique sus fotografías con la leyenda "Soy del 99%" -en referencia a aquellas personas que no están dentro del 1% de la gente más acaudalada de Estados Unidos y sobre el debate si esas personas deberían de pagar más impuestos.
El director ejecutivo de ese grupo, Justin Ruben, calificó a los manifestantes como "gente joven valiente" que ha logrado inspirar a otros a que se les unan.
"Desde nuestro unto de vista, estamos protestando por el tipo de codicia que ha llevado a nuestra economía al derrumbe y al hecho de eque esos bancos noestán pagando su parte justa", dijo Ruben.
Muchas de las personas que trabajan en Wall Street aseguran que no se han tomado las marchas de manera personal.
Sam Schmidt, un abogado defensor que camina por el parque todos los días, indicó que las manifestaciones le llevaron a recordar las épocas cuando fue estudiante universitario en la década de los setenta y fue a Washington, D.C. para protestar contra la guerra de Vietnam.
"Tengo 60 años, he vivido las décadas de los sesenta y los setenta y esto no es nada. Creo que se han portado bien. Creo que hay algunos cuantos locos, pero aquí (en Nueva York) tenemos de por sí algunos locos", agregó Schmidt.
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2 de octubre de 2011
Menos Tierra, mas hambre
El drama del hambre toma de nuevo actualidad a raíz de la emergencia alimentaria en el Cuerno de África, pero las hambrunas son una realidad cotidiana silenciada. En todo el mundo, más de mil millones de personas, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), tienen dificultades para acceder a los alimentos. Una hambruna que tiene causas y responsabilidad políticas.
África es una tierra expoliada. Sus recursos naturales han sido arrebatados a sus comunidades a lo largo de siglos de dominio y colonización. Aunque no sólo se trata del expolio de oro, petróleo, coltán, caucho, diamantes... sino, también, de agua, tierras, semillas que dan de comer a sus habitantes. Si el 80% de la población en el Cuerno de África, como indica la FAO, depende de la agricultura como principal fuente de alimentos e ingresos, ¿qué hacer cuando no hay tierra que cultivar?
En los últimos años, la oleada creciente de privatizaciones de tierras en África (su compra por parte de gobiernos extranjeros, multinacionales agroalimentarias o fondos de inversión) ha hecho aún más vulnerable su precario sistema agrícola y alimentario. Con campesinos y campesinas expulsados de sus tierras, ¿dónde cultivar aquello que comer? Muchos países, consecuentemente, han visto reducir drásticamente su ya limitada capacidad de auto-abastecimiento, después de décadas de políticas de liberalización comercial que han menguado su capacidad productiva.
La crisis alimentaria y financiera, que estalló en 2008, dio lugar, como ha documentado ampliamente la organización internacional GRAIN, a un nuevo ciclo de apropiación de tierras a escala global. Gobiernos de países dependientes de la importación de alimentos, con el objetivo de asegurar la producción de comida para su población más allá de sus fronteras, y agroindustria e inversionistas, ávidos de nuevas y rentables inversiones, vienen adquiriendo desde entonces fértiles tierras en países del Sur. Una dinámica que amenaza la agricultura campesina y la seguridad alimentaria de estos países.
Se calcula que desde el año 2008, se han adquirido por esta vía alrededor de 56 millones de hectáreas de tierra a escala global, según datos del Banco Mundial, la mayor parte, más de 30 millones, en África, donde la tierra es barata y su propiedad comunal la hace más vulnerable. Otras fuentes, como el Global Land Project, hablan de entre 51 y 63 millones de hectáreas sólo en África, una extensión similar a la de Francia. Se trata de arrendamientos, concesiones o compra de tierras, las formas de transacción pueden ser múltiples y a menudo opacas, en una dinámica que algunos autores han calificado de "nuevo colonialismo" o "colonialismo agrario", al tratarse de una recolonización indirecta de los recursos africanos.
El Banco Mundial ha sido uno de sus principales promotores desarrollando, junto a otras instituciones internacionales como la FAO, la Agencia para el Comercio y el Desarrollo de Naciones Unidas (UNCTAD) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), lo que se ha venido a llamar "Principios para una Inversión Agrícola Responsable", que legitiman la apropiación de tierras por parte de inversores extranjeros. A través de la International Finance Corporation (IFC), la institución afiliada al Banco Mundial que se ocupa del sector privado, éste ha promovido programas para eliminar barreras administrativas, cambiar leyes y regímenes fiscales en países del Sur e incentivar así las inversiones.
Etiopía, uno de los países afectados por la actual hambruna, ha ofrecido tres millones de hectáreas de tierra cultivable a inversores extranjeros de India, China, Pakistán, Arabia Saudita, entre otros. El negocio no podría ser mejor: 2.500 km2 de tierra virgen productiva a 700 euros al mes, con un contrato a cincuenta años. Éste es, por ejemplo, el acuerdo alcanzado entre el gobierno etíope y la empresa india Karuturi Global, una de las 25 mayores agroindustrias mundiales, que dedicará estas tierras al cultivo de aceite de palma, arroz, azúcar de caña, maíz y algodón para la exportación. Las consecuencias: miles de campesinos y pueblos indígenas expulsados de sus tierras, precisamente aquellos que más padecen el hambre y la falta de alimentos, así como vastas extensiones de bosques talados y quemados.
Otros países de África como Mozambique, Ghana, Sudán, Malí, Tanzania, Kenia han arrendado millones de hectáreas de su territorio. En Tanzania, el gobierno de Arabia Saudita ha adquirido 500.000 hectáreas de tierra para producir arroz y trigo para la exportación. En el Congo, un 48% de su territorio agrícola está en manos de inversionistas extranjeros. En Mozambique, más de diez millones de tierras arrendadas.
La conferencia académica Global Land Grabbing, que tuvo lugar en Gran Bretaña en abril de 2011, señaló el impacto negativo de dichas adquisiciones. Más de un centenar de estudios de casos documentados mostraban como estas inversiones no tenían ningún efecto positivo para las comunidades locales, al contrario generaban desplazamientos y mayor pobreza.
Desde hace años, el movimiento internacional de La Vía Campesina viene denunciando el impacto dramático que esta oleada masiva de acaparamiento de tierras tiene en las poblaciones de los países del Sur. Si queremos acabar con el hambre en el mundo es fundamental garantizar el acceso universal a la tierra, así como al agua y a las semillas, y prohibir especular y hacer negocio con aquello que nos alimenta y nos da de comer.
*Artículo publicado en el periódico ARA, 04/08/2011.
+ info: http://esthervivas.wordpress.